Cuando se
es buen futbolista es muy probable dejar una huella importante en las Ligas que
se haya jugado y selección que se represente. Pero cuando se es también una excelente
persona esa huella queda marcada en el corazón de todos los aficionados y
seguidores de este deporte.
Miguel
Calero no sólo era un grandísimo portero, con un palmarés envidiable.
Sino además era un ser humano fantástico. Por algo en México y en su natal
Colombia se llora no sólo la muerte de un ídolo, sino el adiós de una gran
persona.
Se formó en
las inferiores del Deportivo Cali y debutó en 1987 en el Sporting Barranquilla
dónde jugó durante cinco años. Sus actuaciones no pasaron desapercibidas y
regresó a su club de formación Deportivo
Cali en 1992, donde también jugó durante cinco años y consiguió un campeonato
colombiano en 1996.
El éxito lo
seguía allá donde iba, en 1997 pasó al Atlético Nacional y logró la Copa
Merconorte en 1998 y otro título de Liga
en 1999 y decidió abandonar el fútbol colombiano para buscar nuevos horizontes,
ese nuevo reto lo encontró en el Pachuca mexicano.
Llegó al
cuadro hidalguense en el año 2000 donde jugó hasta su retiro en 2011. Un equipo
con mucha historia, formado en 1901, pero que había sido inconstante en primera
división con muchos ascensos y descensos. Y que acababa de
lograr su primer campeonato antes de la llegada del cafetero.
Con Miguel
Calero bajo palos el Pachuca vivió sus años más gloriosos. Consiguieron cuatro
torneos de liga, 2001, 2003, 2006 y 2007; también consiguieron ser campeones de
la Copa Concacaf en tres ocasiones, 2002, 2007 y 2008; una Copa Sudamericana en
2006; una SuperLiga en 2007 y una Liga de Campeones Concacaf en 2010.
Es decir,
desde la llegada del guardameta nacido en Valle del Cauca el cuadro hidalguense
logró diez títulos en la misma cantidad de años. Sólo el 2005 y su último año,
2011, dejaron las vitrinas vacías.
Con su
selección también tuvo actuaciones y logros sobresalientes. Logrando la Copa
América de locales en 2001. Anteriormente habían llegado a semifinales en dos
ocasiones y caído en cuartos de final en otras dos.
Su
personalidad dentro y fuera de la cancha, así como sus destacadas actuaciones,
lo hacían un líder nato, seguido por aficiones y compañeros de profesión independientemente
de los colores. Una de las personas más icónicas del fútbol colombiano, en sus
inicios inclusive se le comparaba con René Higuita. Su pérdida no sólo ha sido
para su familia y amigos, también lo velará toda Colombia y gran parte de
México. Descansa en paz Miguel y muchas gracias por las tantas tardes de
alegría que nos brindaste a todos los aficionados de este deporte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario