martes, 5 de febrero de 2013

Se acabó la racha perfecta

Eran cinco los Super Bowls que había disputado los 49’s de San Francisco y cinco los trofeos que atesoraban. Único equipo de la NFL que podía presumir tal record con más de una participación en la fiesta grande del fútbol americano.
Los pronósticos les favorecían de gran forma. Todas las casa de apuesta daban como gran favorito al conjunto Californiano que había hecho una gran postemporada despachando a Green Bay y al mejor récord  de la liga, los Halcones de Atlanta.
Su rival, unos Cuervos de Baltimore que llegaban con la motivación de que su gran estrella a la defensiva, Ray Lewis, se retiraría al concluir la campaña. Además de haber dejado en el camino a equipos favoritos para el campeonato, como los Broncos de Manning o bien los Patriotas de Tom Brady.
La mejoría entre temporada regular y postemporada de los Cuervos fue abismal. Empezando por Flacco que no tuvo una mala temporada regular con 22 TD y sólo 10 intercepciones y casi 60% de sus pases completos. Pero la postemporada la dominó con una maestría fantástica. Con 11 pases para anotación sin ninguna intercepción y un 58% de pases completos.
En el resto de las estadísticas también indican mejorías importantes. Durante la temporada regular promediaron recibir 228 yardas por aire por encuentro y 122.8 por tierra. Datos que casi no cambiaron ya que promediaron (incluido el Súper Tazón) 275 y 130 respectivamente. El cambio se ve a lo ofensiva. Ya que mejoraron su promedio de yardas por aire de 233.7 a 275.5 y 118.8 por tierra a 134.75. Esta mejora fue clave para lograr el segundo Súper Bowl de la franquicia.
Por su parte, los 49’s de San Francisco llevaban una postemporada de ensueño. Promediando 36.5 puntos por encuentro, antes del Súper Bowl, con 240 y 236 yardas promedio por aire y por tierra respectivamente, una verdadera máquina de romper defensivas, explotando todo el talento del joven Kaepernick, tanto su brazo como su velocidad para correr y leer defensivas.
Con esto en mente, los fanáticos del conjunto de San Francisco tenían fuertes razones para creer que su equipo se alzaría con el campeonato por sexta vez, igualando a los Acereros de Pittsburg. Pero los nervios se adueñaron del equipo californiano, las primeras posesiones fueron verdaderamente desastrosas. Errores en jugadas, falta de coordinación entre receptores y el quaterback. Del otro lado del emparrillado todo le salía de maravilla a los Cuervos. Con una anotación en su primera posesión se calmaba cualquier tipo de duda sobre la seriedad y ganas que pondrían en el encuentro.
Tal era el estado mental de los 49´s que en la primera mitad tan sólo pudieron anotar dos goles de campo, contra las 3 anotaciones de Baltimore parecía que el partido ya estaba perdido. Y las cosas fueron todavía peor para los de California, ya que la patada para reiniciar el juego en el tercer cuarto fue devuelta por Jacoby Jones hasta las diagonales para dejar el marcador 28-6 y muchos aficionados y jugadores ya se temían una posible paliza histórica.
Los dioses escucharon los rezos de San Francisco y se fue la luz del estadio durante un poco más de media hora. Tiempo que parece fue bien aprovechado por el cuerpo técnico para calmar a sus jugadores y meterlos de nuevo al partido. O bien el descanso frenó la euforia e inercia que traían los Cuervos que parecían imparables.
El juego se reanudó y a la mitad del cuarto un buen pase de Kaepernick más una gran escapada de Crabtree significaron el primer touchdown de San Francisco y la cura para todos sus males mentales.
En la siguiente posesión fue Frank Gore quien por tierra acortaba aún más distancia y dejaba las cosas 28-20. Los nervios cambiaban de manos así como lo hacía el balón luego de una pérdida por fumble en un acarreo de Ray Rice. San Francisco no pudo sacar más de 3 puntos del error pero aun así se colocaban a sólo un touchdown de darle la vuelta a un encuentro que antes del apagón parecía perdido.
En el último cuarto Baltimore logró volver a controlar la poderosa ofensiva de San Francisco y los limitó a un único Touchdown donde además fallaron la conversión doble. Con sólo segundos en el reloj, los Cuervos decidieron regalar un Safety para perder el mayor tiempo posible y no dejar chance a una última embestida de los 49’s.
La estrategia funcionó de maravilla y el marcador final dictaba un 34-31 que quizás no era lo que tenían en mente Flacco y compañía después de su fabulosa primera mitad. Pero siempre un anillo de Súper Bowl tendrá un valor especial, independientemente del resultado final.

Un partido que tuvo de todo, nervios, grandes jugadas, errores, polémica. Todo lo que se le puede pedir al último encuentro de la temporada de la NFL. Un justo campeón al final y otro récord que se pierde, San Francisco ya no podrá contar sus visitas al Súper Tazón por victorias y sigue a un triunfo de compartir con Pittsburg el honor de ser el equipo con más trofeos en la historia. Ahora a esperar 6 meses para volver a deleitarnos con el mejor fútbol americano del mundo, tiempo que siempre se hace demasiado largo.

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