jueves, 5 de diciembre de 2013

Ridículo Mundial




En busca de despertar el interés en el Baloncesto, y en particular en la NBA en Latinoamérica, la asociación mencionada había programado para el día de ayer un encuentro de temporada regular en tierras mexicanas.
Era la segunda ocasión que se intentaba algo así. La primera vez fue en 1997 cuando los Dallas Mavericks se enfrentaron contra los Houston Rockets.
Algo similar a lo que está haciendo la NFL disputando algunos encuentros en Londres. La NBA quería atraer el mercado mexicano y el de América Latina en general, y jugar un partido en el Distrito Federal parecía una gran idea.
El encuentro se disputaría entre San Antonio Spurs, actuales subcampeones, y Minnesota Timberwolves, un equipo en crecimiento pero con un juego muy vistoso. Además, las presencias de los latinos Tiago Splitter, brasileño, José Barea, Puertorriqueño, y Manu Ginóbili, Argentino; además del español Ricky Rubio daban un atractivo aún mayor al encuentro para la audiencia latina.

Todo había sido muy bien planeado por la NBA. La Arena Ciudad de México era el escenario escogido para el evento y las 22 mil personas que habían comprado su boleto estaban listas para el gran espectáculo.
Pero una vez más la mala ejecución y organización mexicana quedó en evidencia. Un transformador eléctrico explotó, generando un pequeño incendio que afortunadamente no dejó ninguna víctima o herido pero el humo colmó la Arena, impidiendo que se pudiera disputar el encuentro.
Los mismos jugadores se quejaron ya que se encontraban en la duela cuando tuvieron que ser desalojados a los vestidores por el excesivo humo que no les permitía ni ver ni respirar.

Al final el encuentro fue cancelado y será disputado en tierras estadounidenses más adelante. La agencia a cargo de la venta de los boletos aún no se ha pronunciado en cuanto a si regresará el dinero a todos aquellos quienes tenían un boleto pagado para el evento.
La noticia ya ha alcanzado periódicos deportivos en todo el mundo. Si bien es cierto que no hubo víctimas o lesionados, afortunadamente, de todas maneras el ridículo que se ha hecho es de magnitudes incalculables.
¿Cómo espera México ser sede de grandes eventos y acontecimientos deportivos y de entretenimiento cuando este tipo de cosas pasa? No estamos hablando de un evento improvisado que no se pudo cumplir correctamente, hubo una buena cantidad de meses de planeación y preparación y al final la decepción ha sido estratosférica.
Esperemos que, aunque sea por la pena, esto sirva de lección para futuros eventos y no se vuelva a vivir un capítulo similar en México. De momento, no nos queda más que sentirnos apenados y decepcionados por lo ocurrido ayer.

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