Todas las grandes finales de fútbol tienen los
mismos elementos. Grandes jugadas,
graves errores, drama, héroes y “villanos”. La final de la Liga MX no fue
la excepción. Por desgracia, además de los elementos previamente mencionados,
también tenemos que agregar el que a nadie le gusta; la polémica.
Pero empecemos por los temas agradables antes
de entrar en los menos populares. El conjunto de León no sólo hizo una final,
ida y vuelta, de forma fantástica; sino disputó toda una Liguilla de forma
histórica, convirtiendo 17 goles en sólo
seis encuentros, lo cual da una
media de casi tres goles por partido, marcando al menos dos en cada partido
que disputó.
Defensivamente también estuvo muy bien quitando
algunos pasajes como las distracciones en el primer encuentro con Morelia donde
recibieron 3 goles. Al final terminaron
con sólo 7 goles recibidos, lo cual es un poco más de 1 por encuentro.
Bastante aceptable, sobre todo en torneos de este estilo.
Por su parte el conjunto capitalino no ha sido el mismo desde la inclusión de su técnico
y director deportivo con la Selección Nacional. Tuvieron un cierre de
torneo algo titubeante pero durante la Liguilla no mostraron en ningún instante
ser ese equipo seguro atrás y contundente al frente que llevó tantas alegrías a
las gradas del Estadio Azteca.
El América
llegó a la final con sólo una victoria, y esta fue en la vuelta contra el
Toluca y la consiguió con bastante polémica a la cual no entraré ahora.
Sólo consiguió 6 goles a favor y recibió 5 en los 4 enfrentamientos previos a la final.
Números muy bajos y poco amenazantes. En la final la contundencia del rival y
la escasez en la propia los llevó a un global de 1-5 en contra que sin duda
tiene a más de un aficionado decepcionado con el rendimiento de su equipo. Si
bien es cierto que las finales se pueden perder, también es cierto que hay
formas para hacerlo y el América perdió
de mala manera.
En los banquillos no queda ninguna duda que Matosas le ganó el pulso a Miguel Herrera.
Tanto en planteamiento como en ejecución. En
ningún momento el León perdió el orden o la idea de lo que debería y tenía que
hacer en la cancha, mientras que los capitalinos en muchos momentos del
partido parecía que la estrategia era “a la heroica” y que los jugadores estaban totalmente perdidos en la cancha.
El conjunto de León necesitaba que el partido
se jugara al ritmo que les convenía. Vertiginoso en las contras pero muy
pausado en el resto del desarrollo, con el fin de evitar que el América
generara momentum y tuviera fluidez
en su juego.
Para realizar esto recurrió a faltas estratégicas constantes en toda la
cancha, pero principalmente dos jugadas antes de que hubiese peligro, para
evitar cometer faltas en zonas de alto riesgo.
Es cierto que las faltas no fueron muy
violentas, pero la continuidad de las mismas y la clara intención de cortar el
juego debió ser suficiente motivo para
que el árbitro sacara alguna tarjeta amarilla. Si a esto le agregamos un penal no marcado sobre Sambueza, de
donde se desató la expulsión del Maza Rodríguez y el tiempo que perdían en cada
saque de meta, banda, esquina o de falta es fácil interpretar que al árbitro le quedó muy grande el escenario.
Parece increíble que sólo dos jugadores del
León fueron amonestados y sólo uno de ellos por infracción. Definitivamente
un pésimo trabajo arbitral.
Héroes en el León diría que fueron todos, pero
tres figuras brillaron un poco más que las demás. Los delanteros Matías Britos y Mauro Boselli fueron un peligro
constante durante toda la Liguilla, ellos solos le causaban todo tipo de
problemas a la blanda defensa americanista. Pero el que estuvo a un nivel espectacular
fue el guardameta William Yarbrough,
atajando todo lo atajable e inclusive alguna que parecía imposible, el JMV
sin ninguna duda.
Villanos, además
del árbitro, tenemos a Juan Carlos
Medina que fue totalmente superado por el medio campo de los panzas verdes pero además su parado táctico siempre fue terrible.
Nunca parecía estar donde debía, dejando muchísimos espacios para los contragolpes
y aportando muy poquito al frente.
Los delanteros centro
tampoco querrán presumir demasiado de su participación en esta Liguilla. Pues Luis Gabriel Rey y Raúl Alonso Jiménez solo
consiguieron un gol cada uno, contra Toluca y Tigres respectivamente. Pero lo de Narciso Mina no tuvo nombre, el
sin número de ocasiones claras de gol que dejó escapar ayer en el Estadio
Azteca fue increíble. Nunca un jugador
local había salido tan abucheado por su propia afición. Desastroso, si
tuviera que apostar, diría que jugó sus últimos minutos como americanista.
Una final vibrante y llena de emociones y
muchísimo fútbol. Muy merecido el
campeonato para un conjunto que sólo perdió 3 veces durante todo el torneo,
incluida la Liguilla. Un cuadro muy balanceado con gran fortaleza defensiva,
control en medio campo y un ataque devastador.
Alarmante para la selección mexicana lo mal estratega que se vio Miguel Herrera
durante estos encuentros, esperemos que aprenda las lecciones que deba
aprender y que lo haga un mejor técnico. Pero a la luz de hoy, Matosas le ganó
rotundamente el duelo.
¡Felicidades el León! Muy merecido el campeonato para sus
jugadores y afición.
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