Ya lo vivimos en el fútbol mexicano con el
histórico desenlace del América en el Azteca. También se vivió con la NBA con
Miami remontando dos partidos, sobre todo el sexto, cuando todo parecía
perdido.
Ayer la NHL no se quiso quedar atrás y en la
disputa del sexto juego de la serie por la Copa Stanley dejó otro final para
enmarcar en la historia. Un duelo entre el talento y la habilidad contra la
fuerza y el orden táctico. Dos estilos muy distintos que han dado un
espectáculo maravilloso.
Más paridad sería imposible, de los seis juegos
que necesitó Chicago para ser campeón tres fueron a extra tiempo. El primero se lo
llevaron los Blackhawks jugando en casa por 4-3 en un partido dramático que
necesitó hasta tres extra tiempos para resolverse, gran presagio de que lo que
vendría sería épico.
El segundo encuentro, también disputado en
Chicago, fue ganado por los Bruins en extra tiempo, esta vez sólo requirieron
uno, por 2-1.
La serie se mudó a Boston y los locales
impusieron condiciones venciendo a los Blackhawks por 2-0, donde el juego
físico y contundente de los Bruins pareció ser demasiado para un equipo de
Chicago que dio la impresión de estar cansado.
El cuarto juego fue una verdadera maravilla para
cualquier aficionado y hasta pseudo aficionado, como yo. Todos los elementos se
presentaron, golpes, jugadas fantásticas, disparos imposibles y mucho drama. El
encuentro lo ganaron los Chicago Blackhawks por 6-5 en el primer extra tiempo
después de haber tenido ventaja de 3-1 y 4-2.
El quinto juego fue un trámite algo más
sencillo para los ahora campeones Chicago Blackhawks. La serie volvió a su
estadio, el United Center, y gracias a dos buenas anotaciones de Patrick Kane
los locales tomaron una ventaja importante que a pesar del gol de Chara apenas
iniciando el último período no fue suficiente para darle caza a un conjunto muy
contundente en su estadio, sólo perdieron dos encuentros de local en toda la
postemporada. Un gol ya con unos Bruins jugados al empty net selló la victoria
3-1 para Chicago antes de que la serie volviera al TD Garden de Boston.
El juego de ayer pasará a la historia como una verdadera
demostración de garra y amor propio. Un partido que estuvo lleno de talento y
de muchísima fuerza. Chicago sabía que para “robarle” la Stanley a Boston en el
TD Garden tendría que hacer algo más, tendrían que luchar cada puck como si fuera
el último y ser capaces de soportar los constantes castigos que recibirían de
Marchand, Chara y Kelly. Todo esto desplegando un hockey al alcance de muy
pocos, en resumen, tendrían que hacer un partido casi perfecto.
No era el caso después del primer período de
juego, donde Boston aprovechó muy bien un error en la salida de Chicago y una
gran intervención de Paille le dio medio gol a Kelly para abrir el marcador a
los 7 minutos de haber comenzado el encuentro.
Boston era mejor, Chicago se veía nervioso y
cometía errores mentales como el ya mencionado en la salida o bien un par de
Penalties que no fueron bien aprovechados por los locales. Pero los Bruins
regresaron la cortesía y en una salida incorrecta de Chara, Jonathan Toews
aprovecha para encarar a la defensa y terminar definiendo con un gran remate
desde la derecha cuando apenas iniciaba el segundo período.
Todo igualado y el partido pasó a un
intercambio de golpes constantes, oportunidades en ambos marcos y unos porteros
que sabían de la importancia de su rol en un encuentro así. Se alternaban
dominios, a ratos era mejor Boston pero en otros los Blackhaws acariciaban la
gloria.
El tercer período fue más de lo mismo hasta que
un faceoff ganado en territorio de Chicago dejó un rebote para Lucic que no
está acostumbrado a fallar este tipo de oportunidades y esta no fue la
excepción. 2-1 Boston con menos de 8 minutos por delante y la locura se
desataba en el TD Garden.
Chicago lo buscó de múltiples formas y lo tuvo
en un rebote al que no llegó Kane gracias a una intervención fantástica de
Boychuk ya con todo a favor para anotar. Pero minutos más tarde, ya con los
Blackhawks en empty net, una serie de rebotes luego de un remate de Kane dejan
Bickell con un rebote inmejorable para igualar las acciones cuando apenas
quedaban 1:16 en el reloj.
El estadio enmudeció, parecía que nos iríamos a
un nuevo extra tiempo, por cuarta vez en esta serie, pero no fue así. El
impulso e ímpetu que les dio el empate a Chicago los llevó a luchar
frenéticamente apenas se reanudó el encuentro y 17 segundos más tarde conseguirían
el 2-3 luego de una buena recuperación de Toews en la salida y un remate de
Frolik al poste. El rebote quedó servido para Bolland que se vistió de héroe y
marcó a placer.
Final no apto para cardíacos, ni en Boston ni
Chicago olvidarán esta Stanley por muchos años. Después de una temporada
regular casi perfecta los Blackhaws cerraron de forma contundente dejando en el
camino a sus archirrivales, Detroit Red Wings, y ganando la conferencia ante
los campeones del año pasado, Los Ángeles Kings. Poco más se le puede pedir a
uno de los equipos más laureados en este deporte. ¡Felicidades Chicago Blackhawks!