miércoles, 20 de marzo de 2013

Clásico Caribeño

¡Por fin pudieron los Boricuas festejar en el Clásico Mundial de Béisbol! Sus aspiraciones ya habían sido anuladas en 2006 por Cuba en semifinales y en 2009 fueron los holandeses quienes los dejaron fuera dando la gran sorpresa en el Round Robin de primera ronda. Herida que pudieron “vengar” en esta edición al dejar a los de países bajos en las semifinales.
Por su parte el conjunto puertorriqueño  llegaba con la gran ilusión de haber eliminado al dos veces campeón Japón. Aunque en los dos enfrentamientos previos había sido incapaz de doblegar a los toleteros boricuas, cayendo 2-4 en la Primera Ronda y 0-2 en la Segunda Ronda.
Los de Puerto Rico mostraron gran irregularidad durante el torneo, dando grandes actuaciones como contra Venezuela en Primera Ronda y Estados Unidos en el duelo de vida o muerte en Segunda Ronda, pero en otros encuentros no se vio nada bien como contra el propio Estados Unidos en el primer encuentro de la Segunda Ronda.
Por su parte, el cuadro Dominicano llegaba a la final de forma invicta. Donde su victoria más ajustada había sido el 5-4 conseguido contra el sorpresivo cuadro italiano que le faltó fortaleza mental para hacerse con una victoria que parecía garantizada al llegar a la baja de la séptima con ventaja de 4-2, pero el fabuloso bullpen dominicano y los nervios de los europeos firmaron la debacle de los de Mike Piazza.
Un torneo que dado a su formato poco común para este deporte, mucho más acostumbrado a las series que a las eliminaciones directas, siempre ha generado grandes sorpresas y resultados inesperados pero este año ganó, de forma rotunda y contundente, el gran favorito.
Los dominicanos eran de lejos los principales candidatos a llevarse el clásico y más aún después de apabullar a Venezuela en su debut con un 9-3 que dejó poco espacio para las dudas. Robinson Canó despertó en el plato y fue el líder que su país requería, conectando 15 hits en 32 apariciones (AVG. 468) de los cuales 4 fueron dobles (co-líder en la categoría junto a su compatriota Nelson Cruz), 2 Hr y 6 impulsadas. Muchos aficionados a los Yankees se preguntarán ¿Dónde estaba éste Canó en los juegos divisionales contra Detroit? Pero todos sabemos que las rachas no son eternas, ni las positivas ni las negativas.
La ofensiva dominicana parecía saber algo que los demás no. Pues conectaron 24 extra-bases, 16 dobles, un triple y 7 jonrones con un porcentaje de bateo de 288 y 35 carreras impulsadas. Difícil detener a un equipo que de cada tres hits, uno era un extra-base.
Aunque la clave principal para no sólo llevarse el clásico sino además hacerlo de forma invicta vino del bullpen, dónde el relevista que con más apariciones fue Pedro Strop, 6 encuentros, permitiendo únicamente 3 hits y ninguna carrera. El cerrador también estuvo intratable, pues Fernando Rodney salvó las 7 oportunidades que su equipo lo requirió permitiendo un único Hit. El combinado de sus relevistas y cerradores lanzó para una labor de 39.1 innings permitiendo 7 carreras. Muy similar fue el rendimiento de sus abridores que en 32.2 entradas permitieron también 7 carreras limpias.
Éste dominio ofensivo y defensivo se hizo presente apenas en el primer inning de la gran final. Luego de que Deduno retirara de forma plácida los primeros tres bateadores de Puerto Rico,  José Reyes recibió a Alvarado con un larguísimo doblete que en cualquier otro estadio habría sido cuadrangular. Aybar falló con rola a segunda pero movió al corredor a tercera y Puerto Rico se fue por la lógica, caminar a Canó para enfrentar a Encarnación y esperar un doble-play o dominarlo y esperar lo mismo con Ramírez. Pero Encarnación respondió con una línea por tercera que remolcó a ambos corredores y el partido estaba prácticamente sentenciado antes de iniciar.
A pesar del arranque vertiginoso el cuadro dominicano no volvió a hacer daño hasta la quinta entrada, donde un largo doble de Aybar trajo la tercera rayita para los boricuas. La lluvia fue la gran protagonista de la noche alterando el control de los lanzadores y amenazando con terminar el partido antes de tiempo, pero al final si se jugaron los 27 outs para Puerto Rico no pudo conectar Hit en ninguna de las 11 oportunidades que tuvo hombre en posición de anotar, dejando a 8 corredores en los senderos. Se complica mucho ganar una final a República Dominicana si se desperdician tantas oportunidades, pero lo cierto es que con tan sólo 3 imparables en toda la noche, la ofensiva puertorriqueña fue poco rival para el gran bullpen boricua.
Histórica y merecida victoria al final para la República Dominicana, esperemos que sea el inicio de que los países importantes y contendientes en este deporte empiecen a tomarse el torneo de forma seria y que la MLB les permita mayor y mejor participación.
Felicidades a todos los dominicanos por esta gran proeza, ¡primer Clásico Mundial de Béisbol para los caribeños y primer campeonato que se consigue de forma invicta!

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