¡Por fin
pudieron los Boricuas festejar en el Clásico Mundial de Béisbol! Sus
aspiraciones ya habían sido anuladas en 2006 por Cuba en semifinales y en 2009 fueron
los holandeses quienes los dejaron fuera dando la gran sorpresa en el Round
Robin de primera ronda. Herida que pudieron “vengar” en esta edición al dejar a
los de países bajos en las semifinales.
Por su
parte el conjunto puertorriqueño llegaba
con la gran ilusión de haber eliminado al dos veces campeón Japón. Aunque en
los dos enfrentamientos previos había sido incapaz de doblegar a los toleteros
boricuas, cayendo 2-4 en la Primera Ronda y 0-2 en la Segunda Ronda.
Los de
Puerto Rico mostraron gran irregularidad durante el torneo, dando grandes
actuaciones como contra Venezuela en Primera Ronda y Estados Unidos en el duelo
de vida o muerte en Segunda Ronda, pero en otros encuentros no se vio nada bien
como contra el propio Estados Unidos en el primer encuentro de la Segunda
Ronda.
Por su
parte, el cuadro Dominicano llegaba a la final de forma invicta. Donde su
victoria más ajustada había sido el 5-4 conseguido contra el sorpresivo cuadro
italiano que le faltó fortaleza mental para hacerse con una victoria que
parecía garantizada al llegar a la baja de la séptima con ventaja de 4-2, pero
el fabuloso bullpen dominicano y los nervios de los europeos firmaron la
debacle de los de Mike Piazza.
Un torneo
que dado a su formato poco común para este deporte, mucho más acostumbrado a
las series que a las eliminaciones directas, siempre ha generado grandes
sorpresas y resultados inesperados pero este año ganó, de forma rotunda y
contundente, el gran favorito.
Los
dominicanos eran de lejos los principales candidatos a llevarse el clásico y
más aún después de apabullar a Venezuela en su debut con un 9-3 que dejó poco
espacio para las dudas. Robinson Canó despertó en el plato y fue el líder que
su país requería, conectando 15 hits en 32 apariciones (AVG. 468) de los cuales
4 fueron dobles (co-líder en la categoría junto a su compatriota Nelson Cruz),
2 Hr y 6 impulsadas. Muchos aficionados a los Yankees se preguntarán ¿Dónde
estaba éste Canó en los juegos divisionales contra Detroit? Pero todos sabemos
que las rachas no son eternas, ni las positivas ni las negativas.
La ofensiva
dominicana parecía saber algo que los demás no. Pues conectaron 24 extra-bases,
16 dobles, un triple y 7 jonrones con un porcentaje de bateo de 288 y 35
carreras impulsadas. Difícil detener a un equipo que de cada tres hits, uno era
un extra-base.
Aunque la
clave principal para no sólo llevarse el clásico sino además hacerlo de forma
invicta vino del bullpen, dónde el relevista que con más apariciones fue Pedro
Strop, 6 encuentros, permitiendo únicamente 3 hits y ninguna carrera. El cerrador
también estuvo intratable, pues Fernando Rodney salvó las 7 oportunidades que
su equipo lo requirió permitiendo un único Hit. El combinado de sus relevistas
y cerradores lanzó para una labor de 39.1 innings permitiendo 7 carreras. Muy
similar fue el rendimiento de sus abridores que en 32.2 entradas permitieron
también 7 carreras limpias.
Éste
dominio ofensivo y defensivo se hizo presente apenas en el primer inning de la
gran final. Luego de que Deduno retirara de forma plácida los primeros tres
bateadores de Puerto Rico, José Reyes recibió
a Alvarado con un larguísimo doblete que en cualquier otro estadio habría sido
cuadrangular. Aybar falló con rola a segunda pero movió al corredor a tercera y
Puerto Rico se fue por la lógica, caminar a Canó para enfrentar a Encarnación y
esperar un doble-play o dominarlo y esperar lo mismo con Ramírez. Pero Encarnación
respondió con una línea por tercera que remolcó a ambos corredores y el partido
estaba prácticamente sentenciado antes de iniciar.
A pesar del
arranque vertiginoso el cuadro dominicano no volvió a hacer daño hasta la
quinta entrada, donde un largo doble de Aybar trajo la tercera rayita para los
boricuas. La lluvia fue la gran protagonista de la noche alterando el control
de los lanzadores y amenazando con terminar el partido antes de tiempo, pero al
final si se jugaron los 27 outs para Puerto Rico no pudo conectar Hit en
ninguna de las 11 oportunidades que tuvo hombre en posición de anotar, dejando
a 8 corredores en los senderos. Se complica mucho ganar una final a República
Dominicana si se desperdician tantas oportunidades, pero lo cierto es que con
tan sólo 3 imparables en toda la noche, la ofensiva puertorriqueña fue poco
rival para el gran bullpen boricua.
Histórica y
merecida victoria al final para la República Dominicana, esperemos que sea el
inicio de que los países importantes y contendientes en este deporte empiecen a
tomarse el torneo de forma seria y que la MLB les permita mayor y mejor
participación.
Felicidades
a todos los dominicanos por esta gran proeza, ¡primer Clásico Mundial de
Béisbol para los caribeños y primer campeonato que se consigue de forma
invicta!
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