Con el encuentro crítico a jugarse este viernes
entre las selecciones de México y Panamá mucha
controversia se ha generado debido a la convocatoria de Víctor Manuel Vucetich,
en la que incluye a dos Argentinos naturalizados mexicanos.
En sus últimas convocatorias “el Chepo” de la
Torre había incluido a Christian “El
Chaco” Giménez; a este nombre se le añade el centrocampista de Tigres, Lucas Lobos.
Por mi parte, no tengo nada en contra de selecciones que juegan con “extranjeros” en
sus filas, véase el caso de Estados Unidos, donde la gran mayoría de
jugadores son migrantes o hijos de migrantes.
Tenemos también a Alemania,
que juega con una alta cantidad de jugadores nacidos en Polonia, entre
ellos su goleador histórico, Miroslav
Klose.
También Francia se beneficia de sus todavía colonias y han “pescado” uno que otro
jugador de ellas. Al igual que Italia,
aprovechando el alto nivel de Argentinos con linaje Azzurri.
Entonces ¿Por
qué es un problema que México llame a dos naturalizados a sus filas? Bueno,
cada quién tendrá sus motivos, algunos
apelarán nacionalismo o amor a la camiseta; otros, que se trata de una selección NACIONAL por lo que los extranjeros no deberían
tener cabida.
Pero en éstos apartados yo me remito a la
legalidad del asunto. Si para todos los
efectos de la ley, estas personas son ciudadanas de un país pues tienen todo el
derecho de ir convocados por su selección.
Para mí el
problema no está en la convocatoria o no, sino el cuándo y el cómo. Se han llamado a dos jugadores
extranjeros al final de un largo proceso eliminatorio.
¿Por qué se hace este
llamado ahora? ¿Es una medida de
emergencia ante un mal momento futbolístico? ¿Qué mensaje se está enviando
como selección nacional?
Ésos son los puntos que deben ser estudiados.
No me parece ni justo, ni correcto que se utilice a los extranjeros como último recurso, o as bajo la manga. Es peligroso enviar ese mensaje, que ¿acaso no existen jugadores nacidos en
México que puedan responder ante situaciones adversas?
Si se iban a considerar a los extranjeros se
debió hacer desde un principio, desde las primeras convocatorias. No es como si
la selección mexicana haya sufrido algunas lesiones importantes que la hayan obligado a buscar otras posibilidades.
Simplemente se tiene miedo de no
alcanzar el objetivo y se está poniendo toda la carne en el asador; orgullo
y nacionalismo aparte.
Al final, las palabras de Dely Valdés tienen
bastante sentido. En una reciente rueda de prensa el entrenador panameño dejó
la siguiente perla:
“¿Qué himno nacional va a sonar el viernes en
el Estadio Azteca? ¿El de Argentina o el de México?”
Insisto, no
tengo nada en contra de la convocatoria de jugadores nacionalizados, pero
la forma en la que se está haciendo en este momento me parece peligrosa, que envía un mensaje de menosprecio al talento
mexicano y de falta de cualidades del fútbol local. ¿Es cierto este
mensaje?
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