Ayer México concretó el peor proceso
eliminatorio en su historia al caer derrotado en Costa Rica y alcanzar únicamente 11 puntos de 30
posibles. Pero gracias a dos goles “in extremis” del seleccionado
Estadounidense todavía podrían lograr el pase a la Copa del Mundo por la vía
del repechaje.
El “tri” ha mostrado carencias en todas las
facetas del juego. Con una delantera que, salvando a Oribe, se ha visto muy
ineficaz en todo el proceso, con un
Javier Hernández fallando toda clase de goles, inclusive de penal.
El medio campo se ha
destacado por el desorden, tanto con el Chepo como con Vucetich no parece haber una idea clara de
qué debe hacer cada jugador, y si la hay, la ejecución está siendo lamentable. A
rescatar la actitud de Giménez (nacionalizado) y el ímpetu de Peña, llamado por
Vucetich.
La defensa, ni qué decir, han permitido un promedio de un gol por partido pero por grandes
actuaciones de Ochoa o Corona. Quizás no se han visto vulnerables en todos
los momentos del partido pero las distracciones en momentos específicos han
generado situaciones demasiado claras para el rival, si no están de acuerdo vean los primeros 45 minutos contra Jamaica
en el Azteca y me avisan si no merecían ir perdiendo por 3 o más goles.
La soberbia de México estaba claro que le
pasaría factura algún día, y ese día fue ayer. El constante menosprecio de la selección, y de los mexicanos en
general, a todos los países centroamericanos ha llevado a “omitir” el
crecimiento del fútbol en la zona, donde ya definitivamente el “gigante” de
la zona ha pasado a manos Norteamericanas y el segundo lugar, de momento, se
disputa entre Costa Rica y México, pero cualquier día Honduras, Panamá o el
Salvador, a pesar de no llegar al hexagonal, te pueden dar una sorpresa.
México sigue pensando
que todos los países juegan como Martinica o Haití, donde la pregunta no es si México ganará o
no, sino por cuántos goles lo hará. La soberbia del “tri” ha llegado a tal, que
se piensa que con la camiseta ya se ganan los partidos.
Esto no es así, a México le urgía una cura de humildad. Antes de compararse con
España, Italia o cualquier otro país Europeo, primero tiene que superar a Costa
Rica y Honduras, luego ver que tan lejos se encuentran de la selección de “las
barras y las estrellas” y después pensar en más.
Quizás se alcance el objetivo, México podría jugar el Mundial si logra
eliminar a Nueva Zelanda en el repechaje, una selección muy joven que tiene
mucho más tiempo preparándose, por lo que otro pecado de soberbia no sería
perdonado.
México debe entender su lugar, una selección que en este momento es
mediocre cuando mucho, que sus jugadores se mueven por dinero y no por
pasión y que el respeto al rival parece no estar en el vocabulario.
Urgía una cura de humildad y se ha recibido, ¿Aprenderá México de este proceso
eliminatorio o se seguirá pensando que tienen a 11 Messis jugando con la verde? El primer paso esta en la cultura,
aprender a respetar y valorar, mientras
México como país no haga esto su selección seguirá siendo un reflejo de su
soberbia.
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